Son muchos los profesionales en geriatría y en enfermería que se dedican al cuidado de las personas mayores o dependientes, ya sea en sus propios domicilios como en residencias o centros de día.
Su función es ayudarles en las tareas del día y a desenvolverse mejor, potenciar sus capacidades y que las trabajen para evitar dentro de lo posible la dependencia.
Una de las tareas que hay que afrontar y en la que los mayores necesitan ayuda es en el baño, es decir, para asearse, una labor que requiere unas determinadas destrezas.
Puede ser que algunos mayores o personas dependientes se pongan nerviosos o agresivos a la hora del baño o que esa situación les incomode, por ello es necesario crear una atmósfera de confianza.
El entorno debe ser agradable y funcional, eliminar barreras arquitectónicas como la bañera e instalar una ducha con el suelo antideslizante.
Es fundamental que para no desorientar a la persona mayor la actividad del baño se produzca siempre a la misma hora del día, que sea a una hora en la que esté relajado. Si la persona mayor todavía es capaz de hacer cosas por sí sola, hay que estar presente, pero es aconsejable animarla a que se lave el pelo sola o a que pueda cooperar en todo lo posible para que se sienta útil. Una opción es que haga lo más sencillo y que el cuidador le ayude en lo más complicado.
Es bueno ir hablándole para que esté entretenido e ir diciendo en voz alta los pasos que van a seguirse para que no se asuste, como avisarle de que se va a encender el grifo, de que se le aplicará el champú, etc.
La hora del aseo es un momento íntimo por eso si considera que se va a encontrar más cómodo con música o con algún otro elemento, adelante. Si el paciente tiene miedo al agua o se pone agresivo, hay que tener paciencia y explicárselo una y otra vez.