Se considera a una persona de la tercera edad cuando se cumplen los 65 años, en ocasiones hay personas a las que este hecho les produce tristeza o determinados síntomas, pero no significa nada cumplir esa edad, pueden hacerse las mismas cosas o incluso más, solo que hay que cuidar un poco más la salud.
La vejez no es nada malo, simplemente es una etapa más de la vida. Cuando se llega a esta edad los profesionales recomiendan acudir de vez en cuando a la consulta de un profesional en fisioterapia.
Entre los síntomas que puede experimentar al llegar a cierta edad se encuentran la disminución fisiológica de audición y vista, la pérdida general de fuerza, una notable disminución de potencia muscular, una disminución de la estabilidad y del equilibrio, más lentitud en cuanto a las reacciones defensivas y diversas alteraciones articulares.
Otras situaciones patológicas que podrían darse son la artritis, parálisis, vértigos y atrofias musculares, entre otras.
Por eso es aconsejable cuidarse y realizar actividades para que no se atrofien los músculos y para mantenerse activo dentro de las posibilidades de cada uno.
Las actividades físicas y deportivas son la forma más eficaz contra el envejecimiento tanto para retrasar los diversos procesos biológicos que conlleva como para tener confianza en uno mismo, equilibrio psicológico y sentirse mejor en general.
Además de las actividades físicas acordes a cada edad y condición los ejercicios fisioterapéuticos también influyen en la mejora de las articulaciones y del sistema muscular de los más mayores.
Entre los numerosos beneficios que tiene la fisioterapia para una persona de la tercera edad se encuentran la prevención de lesiones y posibles caídas, facilitar la recuperación de alguna vieja lesión, aliviar dolencias o contribuir a la agilidad y a la resistencia del cuerpo.
Además de mejorar la movilidad en general, tener una mayor autonomía y en definitiva, mejorar la calidad de vida de los más mayores.